Bitácora de noticias e opinións sobre a actualidade de Carballo

lunes, junio 28, 2010

Éramos pocos y parió Barreiro


Una vez repuestos de las fiestas del San Xoán retomamos la actividad del blog con un triste artículo que días atrás publicaba La Voz de Galicia y del que se ha hecho eco A Nosa Costa. Como la cosa nos parece grave y tiene más trasfondo del que pueda parecer, creemos oportuno también entrar al trapo.

Resulta que la autovía Carballo-Berdoias, esa que lleva más de 4 años de retraso, que fue adjudicada, abandonada, rescindida y vuelta a adjudicar, ha sido noticia de primera plana en la actualidad política gallega. Todo debido a las acusaciones lanzadas por el líder socialista Pachi Vázquez de una supuesta prevaricación en la elección de la oferta de FCC como adjudicataria provisional, cuando no era la oferta más barata de entre las tres presentadas. Esto significa para el PSdeG que se está pagando un elevado sobrecoste del bolsillo de todos los gallegos. Cabe precisar que por tratarse de una concesión deberá ser la empresa la que financie la obra para ir recuperando la inversión con peaje en la sombra a lo largo de los años, y que precisamente ha sido una oferta demasiado baja la que nos ha dejado antes en la estacada porque después la empresa no era capaz de hacerle frente. Sin embargo no son estas disquisiciones las que centran nuestra cuestión de hoy. Porque siempre hay gente que necesita demostrar ser más lista que todos los demás y encuentra caminos por los que abrirse paso.

Y de entre esta clase de gente destaca especialmente José Luis Barreiro Rivas, profesor universitario y antiguo vicepresidente de la Xunta, quien saltó a la fama en los años 80 cuando protagonizado un sonado caso de funambulismo político y propició una moción de censura para echar del poder a su hasta entonces partido, AP, y dar el gobierno al socialista González Laxe. Desde entonces Barreiro ha trasladado su actividad al periodismo y se ha convertido desde hace años en uno de los pensadores de cabecera del grupo Voz, desde donde pontifica sobre todo lo divino y lo humano (como, reconozcámoslo, hacemos todos aquellos que disponemos de un espacio propio, salvando las distancias y la difusión), con la particularidad de considerar que todo el mundo está equivocado salvo él. Y en esta ocasión el señor Barreiro ha decidido que lo importante no son las cuestiones legales del procedimiento de adjudicación de la autovía Carballo-Berdoias, sino el hecho en sí de que, en estos tiempos de crisis, el gobierno de Feijoo no encuentre cosa mejor que hacer que gastar el dinero en algo tan ridículo como una autovía en la Costa da Morte:

“Cada vez que hablamos de la sorprendente arquitectura financiera y adjudicataria que estamos aplicando- antes y ahora- a la famosa autovía Carballo-Berdoias, seguimos poniendo de manifiesto nuestra incapacidad para hablar de lo que es útil y racional, ya que ni siquiera estamos abraiados por las ocurrencias electoralistas que han determinado algunas de nuestras grandes y espeluznantes inversiones en carreteras, trenes, puertos, aeropuertos e infraestructuras culturales”.

“…mientras las infraestructuras de Berlín, París, Londres y Roma van a sufrir impresionantes recortes, los gallegos-¿somos ou non somos?-vamos a echar la casa por la ventana para construir una autovía entre Carballo y Berdoias.”

Así como se lee, para el comentarista estrella de la Voz de los Ricos y Poderosos, la autovía de la Costa da Morte es una ocurrencia electoralista, quizá una espeluznante inversión, que hace que los gallegos vayan a tirar la casa por la ventan para hacerles una autovía a esa gente que vive entre Carballo y Berdoias. Suponemos, por tanto, que Barreiro aplaudirá que en nuestras comarcas no exista ningún ferrocarril de ningún tipo, que apenas exista industria, o que las carreteras hayan tardado 20 años en llegar, cuando no están todavía llegando. Sin embargo, lo que más nos preocupa no es lo que dice expresamente, sino aquello que el tono y el fondo de las palabras de Barreiro deja entrever, y que subyace en el pensamiento de muchos dirigentes de las cúpulas económica, periodística y quizá política de Galicia: que todo lo que se mueve lejos de las ciudades, y sobre todo más al oeste de Santiago y Coruña, son territorios salvajes, habitados por ultramontanos analfabetos, cuyo único futuro debería de ser mudarse a aportar mano de obra a los polígonos industriales de las cities, y pagar religiosamente su hipoteca en las urbanizaciones residenciales allí construidas por los empresarios amigos. O, como mucho, prolongar sus actividades del sector primario cultivando patatas o recogiendo marisco, porque así resultan mucho más pintorescos los viajes de fin de semana que la gente de la ciudad hace en todoterreno de lujo, para vivir una aventura como quien va a Kenia, y comprobar boquiabiertos desde la ventana cómo era la vida primitiva dentro de una reserva india-gallega.

Por eso el peligro no es que Barreiro se haya metido como elefante en cacharrería en un territorio que no conocía y haya dicho una soberana memez. El peligro es que, como ha sucedido con el Gaiás y algún otro asunto, haya algún bobo con complejo de superioridad, de los muchos que habitan las redacciones del suyo y otros medios, que le compre la idea y empiece a dar la murga a diario con que invertir en la Costa da Morte es un despilfarro, y que no es plan cuando en la mismísimos barrios pijos de la city hay gente que ya no puede irse de fin de semana a Londres. Porque si es así, sólo nos quedará encomendarnos a que Feijoo & Co. cumplan su palabra por encima de las presiones.

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